domingo, 20 de febrero de 2011

-el libro no morirá!

Me atrevo a decir de que la frace "EL LIBRO NO MORIRÁ"... es algo incierto ya que eso depende de cada una de las personas que decimos o creemos ser lectores, como bien lo dice Eco la lectura necesita de un  soporte  y para esto creo que la mejor manera es educando a nuestro ser a leer mas seguido, independientemente de como o que sea lo que se lea.

Pienso que la pregunta si desaparecerá o no el libro, es algo que solo nosotros lo podemos decidir. Pero para esto tenemos que crear métodos mas atractivos para obtener el habito a la lectura, de ahí en adelante dependerá el porcentaje de personas que lean o dejen de leer.

No podemos exigirle a un niño que lea, si en su hogar no existe el habito por la lectura y en los establecimientos educativos sucede lo mismo, si los catedráticos no leen mucho menos los alumnos.

Entrevista Cortazar





Cortazar nos da una pequeña pinselada de como el se inicio con la literatura, siendo muy pequeño nos indica como se iba interesando por las cosas profundas como por ejemplo Gandi, el escuchar las comparaciones que hace de las olas del mar, unas altas y otras medias pero cada una de ellas con sus diferentes matices y que causan temores o alegrías a cualquiera.
Así mismo piensa que en este mundo para que haya una mejor armonía entre todos se debería implementar más el mestizaje, de ese modo todo seria realmente parejo.




http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=VEBOBW07sgo

LA CONDENA DE HERNANDEZ

A mi parecer la condena del poeta escritor Miguel Hernández y la lucha de los familiares para poder abolir esta sentencia que ya lleva más de 70 años, es algo más moral que otra cosa, ya que nadie se merece que lo recuerden como un delincuente sentenciado a muerte, máxime si es un premio de literatura. Muchas veces las leyes son contra producentes, pero nadie hace nada para poder refutarlas con bases solidas. Con el apoyo de las personas que están inmersos en la literatura y la poesía se podría lograr que la familia obtuviera su objetivo.  

EL NIÑO DE LA NOCHE

Riéndose, burlándose con claridad del día,
se hundió en la noche el niño que quise ser dos veces.
No quise más la luz. ¿Para qué? No saldría
más de aquellos silencios y aquellas lobregueces.

Quise ser... ¿Para qué?... Quise llegar gozoso
al centro de la esfera de todo lo que existe.
Quise llevar la risa como lo más hermoso.
He muerto sonriendo serenamente triste.

Niño dos veces niño: tres veces venidero.
Vuelve a rodar por ese mundo opaco del vientre.
Atrás, amor. Atrás, niño, porque no quiero
salir donde la luz su gran tristeza encuentre.

Regreso al aire plástico que alentó mi inconsciencia.
Vuelvo a rodar, consciente del sueño que me cubre.
En una sensitiva sombra de transparencia,
en un íntimo espacio rodar de octubre a octubre.

Vientre: carne central de todo lo existente.
Bóveda eternamente si azul, si roja, oscura.
Noche final en cuya profundidad se siente
la voz de las raíces y el soplo de la altura.

Bajo tu piel avanzo, y es sangre la distancia.
Mi cuerpo en una densa constelación gravita.
El universo agolpa su errante resonancia
allí, donde la historia del hombre ha sido escrita.

Mirar, y ver en torno la soledad, el monte,
el mar, por la ventana de un corazón entero
que ayer se acongojaba de no ser horizonte
abierto a un mundo menos mudable y pasajero.

Acumular la piedra y el niño para nada:
para vivir sin alas y oscuramente un día.
Pirámide de sal temible y limitada,
sin fuego ni frescura. No. Vuelve, vida mía.

Mas, algo me ha empujado desesperadamente.
Caigo en la madrugada del tiempo, del pasado.
Me arrojan de la noche. Y ante la luz hiriente
vuelvo a llorar desnudo, como siempre he llorado.


Poema de Miguel Hernández
 
COMENTARIO DEL ESTUDIANTE
El niño de la noche, me parece ser que es un bebe que estuvo durante un tiempo en el vientre de su madre, con ganas de salir a reír y llevar a alegrías a sus padres, pero por algún motivo que se desconoce no pudo llegar a concebirse. De tal manera que murió antes de su nacimiento y nuevamente fue un ser, un alma, un espíritu que fue enviado al lugar celeste, en espera de poder ver a través de un corazón que no sea el de él. 
La oportunidad llega una vez más y el momento de angustia y espera da inicio nuevamente, se dice  de angustia por que el vientre le parece que es demasiado solo, frió, en donde no puede ver nada mas que oscuridad.
Pero la espera  ahora es completa ya que puede escuchar por primera vez el sonido de su llanto.   

martes, 8 de febrero de 2011

SONATINA


Rubén Darío
(Nicaragua, 1867-1916)

La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña, dice cosas banales
y vestido de rojo piruetea el bufón.

La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz,
o en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.

Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
¡Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal!

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh, visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
-la princesa está pálida, la princesa está triste-
más brillante que el alba, más hermoso que Abril!

-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,
en caballo con alas hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!